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Inserción Pastoral

Nuestras familias que vienen en su mayoría con sus historias del interior, con ansias de progreso y con grandes ilusiones de futuro, buscan poder identificarse en este ambiente suburbano. Será difícil y encontrarán el desconcierto y la soledad porque tendrán, bien en su propia historia o bien en lo que han heredado, un conjunto de carencias que les ayude a identificarse.

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Han vivido en el campo con una gran simplicidad y capacidad de mirar al cielo o en las ciudades del interior que les hacen sentir como suyo cada acontecimiento.

En esta actitud es cuando buscan en nuestra escuela católica el lugar que les ayude en esa nueva situación de vida a encontrarse.

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Es por eso que, como lugar de evangelización y comunión, nuestro desafío es claro, ante una comunidad cristiana cuyos miembros necesitan sentirse identificados en la unidad y multiplicidad de sus carismas, servicios y oficios.

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Para todo esto, la escuela católica aporta razones para vivir, amar esperar y fundamentar los grandes valores cristianos, que son sus valores históricos y que tanto necesitan, como el amor, la fraternidad, el perdón, la dignidad de todos, la justicia, el sacrificio desinteresado, el amor a la naturaleza, el respeto al anciano, el escuchar a sus superiores, el estar siempre abiertos y otros.

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Nuestro compromiso está aquí y consiste en coordinar estos valores con el ritmo de un mundo competitivo y poco humano. Ayudarles en la exigencia para que puedan competir siendo libres sin perder su origen, que en el fondo es la esencia del hombre, imagen y semejanza de Dios, que siempre en el atardecer de cada día quiere pasear con nosotros en el jardín de la vida, que es vivir en la libertad y el amor, sintiéndonos los reyes de la naturaleza pero con la conciencia de que somos peregrinos.

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